Vulnerabilidad, el regalo inesperado

¿La vulnerabilidad es buena o mala? ¿Cómo ser humildes sin ser vulnerados? ¿Es posible volver a confiar cuando hemos sido abusados, abandonados o rechazados? ¿A qué nos llama Jesús con su ejemplo y qué alternativas nos da para poder experimentar la vulnerabilidad de manera saludable? ¿Cómo debemos tratar con nuestras emociones dolorosas sin dejar fuera a Dios y a otros?

Estas son las preguntas que este libro pretende responder a partir de la experiencia personal de la autora y de otros que generosamente han abierto sus corazones y comparten sus historias.

De manera práctica y humana, la autora, propone un acercamiento profundo y novedoso que provee herramientas para comprender desde una Cosmovisión Bíblica, la vulnerabilidad frente al sufrimiento, la ansiedad, la depresión, la vergüenza, las dificultades relacionales, entre otros aspectos de la experiencia humana, en el marco de una teología práctica sobre el sufrimiento, el consuelo, el arrepentimiento, la intimidad, la comunión, el descanso y la resiliencia. Realmente descubre al lector los regalos que podemos recibir al aprender a vincularnos de nuevas maneras; dar y recibir con más libertad, de la mano del Padre, quien es el primero que se hizo vulnerable para habitar entre nosotros, a través de su Hijo.

Por eso recomendamos esta lectura práctica y vivencial, pero no por eso menos profunda.

Este libro describe sabiamente que vivimos la utopía de una felicidad perenne en esta tierra, lo cual nos impide muchas veces poder integrar y comprender el gozo y el dolor como parte de la vida, lo cual muchas veces nos estanca y no nos permite procesar y manejar de mejor manera, nuestras heridas físicas, emocionales y espirituales. Nos acerca a explorar e indagar el mundo interior que vivimos y sufrimos por dentro, pero aterrizado en las Escrituras. Es como un viaje de teología de lo práctico desde el corazón, el centro de las motivaciones, como nos lo proponen las Escrituras.

La autora esboza un interrogante desafiante y a la vez retador, que muchas veces nos hemos preguntado: ¿Hay esperanza cuando nos atrevemos a hablar de la vulnerabilidad en vez de solo decir que tenemos que ser fuertes y tener más fe? La respuesta al anterior interrogante inicia con la invitación a derribar ese muro que construimos por orgullo o temor. Y llevar nuestro sufrimiento y descargar nuestras emociones en ese Padre y Maestro amoroso, siendo vulnerables como vasijas frágiles que poco a poco son moldeadas en las manos del alfarero, para encontrar cordura y valía en Él. Igualmente, la autora nos invita a luchar contra el perfeccionismo, que frente a la mayoría de las personas se presenta como una virtud, pero es todo lo contrario: un mecanismo dañino de control del dolor emocional, que nos impide vivir nuestra propia identidad.